jueves, 20 de octubre de 2011

Historia de Ciudad Madero, desde la colonia hasta 1950. Colección La Matanza, mi lugar, Dirección: Hilda Noemi Agostino, Editorial CLM, Ramos Mejia, 2008.

ISBN 978-987-1351-26-8

Introduccion

Por Víctor Nuñez

La Estación Madero, construída a pocos metros del límite con la Capital Federal, recostada sobre el camino de la Circunvalación (hoy avenida General Paz), se constituía automáticamente en la sede emblemática de ese lugar, poblado por cantidad de hornos de ladrillos, chacras, quintas, criaderos, etc.

Es de suponer que aquellos pocos habitantes, no habrán salido de su asombro ante un acontecimiento inédito e impensado como era la implantación del nuevo sistema de transporte. Habrá sido para ellos, con su vida rutinaria y dueños de la única cultura que daba el trabajo mas elemental, lo mismo que para los hombres de esta generación, sorprendidos por hechos producidos ante la aparición de una tecnología revolucionaria, que cada día nos apabulla mas con nuevos descubrimientos. Estos acontecimientos que se transforman en hitos, sirven como en este caso, para que los recojan los historiadores.

Perteneciente a la segunda mitad de la década del ‘20, al empezar a percibir desde mi niñez las imágenes del pueblo, guardo grabado como todos los niños, hechos, fisonomías y acontecimientos que no podré olvidar jamás.

Producto de este bendito pueblo, que albergó a mis padres, abuelos, familiares, amigos y maestros de vida, es que lo llevaré enclavado en mis mas íntimos sentimientos, como lo habrán hecho y harán mis amigos de entonces y de toda la vida.

Madero me obliga permanentemente a redoblar esfuerzos para merecerlo y para honrarlo. Esto también lo habrán hecho y estarán haciendo mis amigos, como se hace con todo lo que se ama de verdad: Con la fuerza del alma.

Con el único mérito que me da el haber nacido en Madero, haber llevado una vida ordenada y estar hoy entrando en los 80 años; tengo la posibilidad de volcar aquí algunas de mis vivencias y que hago en atención al pedido que me formularon los autores y amigos entrañables de siempre, con la esperanza de que éstas puedan ser un aporte para el lector.

Comenzaré diciendo que será imposible olvidar el ingreso a mi primer grado inferior, en la Escuela N°9, de chapas; ubicada en el mismo predio donde hoy luce moderna y esplendorosa. Sin el previo jardín de infantes y sin el desenvolvimiento que tienen hoy los niños; fui a enfrentar, tímido y temeroso aquel verdadero desafío. La amorosa señorita Ignacia, me recibía con los brazos tendidos para cobijarme luego maternalmente sobre su pecho, mientras me susurraba al oído: “¡Vamos, animate!”. Hoy, entrado en años y cuando debo enfrentar con incertidumbre aspectos importantes de la vida, me dejo envolver en la evocación de aquella “paloma blanca”, que era como el hada de los cuentos, que aún en el tiempo me irradia confianza diciéndome: ”¡Vamos, animate!”.

Llevaré guardados en mis retinas y en mi memoria, el trazado del viejo camino de la Circunvalación con el paso de las tropas. Vi el desmontaje del mismo para darle paso a la actual Avenida General Paz. Palpité junto a los pibes de entonces y en esos mismos años, el asfalto de las primeras calles del pueblo, que lo unieron a Tapiales y a la Avenida Crovara. Seguido a esa obra, fui testigo de la habilitación de las líneas de colectivos números 2 y 44. Presencié la construcción de la avenida Ricchieri con su parquización, parecida a la de la avenida General Paz.

Conocí el campo “Silvestre”. También a la Avenida Vélez Sársfield de tierra y en ella, coqueteando orgullosa, la laguna de “Choca”. El histórico “Salón de la Sarmiento“. El no menos importante Salón de la casa de altos de la familia Urrestarazu. La “Cueva del Chancho”. El “Asilo”. Acudí a la inauguración de la primera capilla a cargo del padre Marchetto, y luego, la construcción e inauguración de la actual iglesia.

Recuerdo las calles pobladas de carros y jardineras para ofrecer diariamente las mercaderías de todos los comercios, en los domicilios del vecindario. La venta de leche ordeñada de la misma vaca en la puerta del vecino, como también “el desfiladero” callejero de aves y animales domésticos que se ofrecían en la misma forma. Presencié las carreras “cuadreras”. Conocí al popular “Cuarteador”. Las chatas y el corralón. La “Sinchada entre Cadeneros”, etc.

Vi el desfile diario y permanente de los vecinos con destino al trabajo. Por eso, cabe un reconocimiento grandísimo para aquellas empresas que tanto aportaron al bienestar de la población: ”Jabón Federal”, “La Pirelli “ “Camea” y “el Ferrocarril”.

Como si ello fuera poco y apelando a las bondades del poeta, podría también decir que he presenciado “La luna chapaleando sobre el barro y escuchado a lo lejos la voz del bandoneón”. He disfrutado del perfume de la alfalfa, el cantar nocturno de los grillos y aquellos memorables “picados en la canchita”, hasta que la noche daba su pitada final, cuando impedía ver la pelota.

La sala de la Estación Ferroviaria presentaba un aspecto inusitado. Era destinataria de botas y calzados viejos en los días de barro, usados hasta allí para producir el recambio con el calzado nuevo, para ir a trabajar en buen estado de presentación. Luego correspondía el nuevo recambio a su regreso, para llegar a casa.

También es necesario señalar el agradecimiento que guardará Madero por la función especialísima que tuvieron las instituciones, en su desarrollo cultural, social y deportivo de los niños y de los jóvenes. Fueron también ámbito de recreación y esparcimiento para los mayores y para las familias. Madero Central fue mi club y mi segunda casa. He sido socio desde el mismo momento de mi nacimiento. La secretaría y la tesorería funcionaban en mi casa paterna, porque aún no disponía el mismo de construcción alguna. Mi padre, verdadero hacedor e ideólogo, llenó la ficha de ingreso y, según los testigos que estaban esperando mi nacimiento, contaban que dijo: “Hoy Madero Central tiene un nuevo socio”. A ese padre venerable le pido que perdone mi infidencia.

Mi casa ubicada hoy en Talcahuano 1362 (antiguamente Napostá 241) estaba a media cuadra del Club. Su imagen era algo así como un poema, cubierto de libustros en todo el perímetro de su manzana triangular. Su comienzo fue con Tenis en superficie de polvo de ladrillo para ambos sexos. Luego Basquet también para chicas y muchachos. La inauguración del Parque infantil con la presencia del Intendente Municipal y periodistas. El cine al aire libre con la concurrencia de 200 personas por función. Recuerdo emocionado mi despertar los días domingo a las 8 de la mañana, con la tradicional marcha del deporte y, las fechas patrias, a partir de las 7, con el disparo de bombas. Bailes, Carnavales, Corsos. La animación inconfundible del conjunto “Los Gaiteros El Miño”. Sin duda serán tiempos inolvidables.

Estas instituciones estaban alimentadas todas por el espíritu creador de sus fundadores y dirigentes, verdaderos maestros que por sus méritos, merecerían recibir sobradamente mis más cálidas distinciones. A pesar de haber conocido personalmente en su mayoría a los de todas las instituciones, prefiero evitar nombrarlos, porque con sólo olvidarme de uno, incurriría en un acto de injusticia imperdonable.

Vaya entonces mi reconocimiento y gratitud para la Sociedad de Fomento, y los clubes: “Recreativo”, “Los Muchachos”, “Madero Central”, “El Ciclón”, “Sportivo Madero”, ” La Verdad “y “El Lucero”.

Mi casa paterna y la de mis amigos era una sola. Se alternaban y compartían. Siempre la cocina nos esperaba los sábados de madrugada para hacer la tradicional “mateada” y compartir el análisis de la verbena vivida. Jamás lo podré olvidar. Nuestras madres prodigaban cariño a todos por igual. Siempre disponían de una caricia y de una palabra de ternura que todavía hoy las estoy disfrutando. Se llegaba a casa a cualquier hora y la puerta estaba siempre sin llaves, porque aún, en las altas horas de la noche, la única preocupación que teníamos, era cuidarnos del “toreo” de algún perro que nos saliera al cruce.

Estas modestas semblanzas de mi Madero de ayer, que sirvió de marco al romance de mis padres y preámbulo de mi “acunamiento”; lo declaro íntimamente mío, como lo harán mis amigos de ayer y de siempre. La Luna, que alumbró mis pasos, cuando la miro desde la casa de mis “viejos”, veo en ella, la testigo fiel de todo cuanto estoy narrando.

A todos los recuerdos que menciono y a otros que dejo escapar deliberadamente para no hacer mas extenso este comentario, les agradeceré todo lo mucho que me han dado. A los autores de esta obra magnífica que junto a la de Ismael Alvarez, configuran una realidad acabada de Madero, les hago llegar mi admiración y mi agradecimiento. Gracias a ellos, Madero tiene ya su propia identidad. Independientemente, tanto Biaggini como Tavorro, están preparados por su juventud, su talento y hombría de bien, para encabezar celosamente la marcha que lleve al porvenir mas venturoso de Madero.

Considero un gesto maravilloso y de verdadera justicia de su parte, la dedicación de esta obra a dos personas emblemáticas que, aún los mas exigentes, aceptarán complacidos como verdaderos símbolos, por sus antecedentes y consagración: Eugenia Rico e Ismael Alvarez. Ambos nacidos en 1920 y fallecidos coincidentemente a los 83 años. Fueron primero alumnos, con verdadera vocación. Luego protagonistas y mas tarde maestros; que no sólo enseñaron con la palabra sino que tuvieron la virtud fundamental de hacerlo con el ejemplo. Ella: Hermosa, talentosa y primera figura en la faz artística y cultural. Indispensable en todos los acontecimientos y representaciones. Se la conoció también como “La Novia de Madero”. Él: Culto, de bajo perfil, historiador. Consagrado a los principios sociales y a las instituciones, de las cuales fue siempre el secretario ideal. Se lo conoció como “El hombre incorruptible y solidario”. Ambos tuvieron un común denominador que los hermanó a lo largo de toda la vida: El amor por su pueblo.

Madero podrá quedar tranquilo y satisfecho por la obra que lo representa tan pormenorizadamente. Yo, como tantos amigos queridos, a los que con toda humildad y cariño quisiera representar en estas modestas líneas, quisiera que esta obra nos hermane más que nunca y para siempre.

Madero: A modo de despedida me voy a permitir hacer uso de aquella nostálgica frase del poeta: “....DESDE EL RECUERDO TE VUELVO A VER....”

Presentacion: Ciudad Madero




Emplazamiento

Esta localidad, lindera a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, integra una de las localidades del partido de la Matanza, en la provincia de Buenos Aires. Fue declarada con la categoría de ciudad en el año 1976 según ley 8668. Con una superficie de 9,6 km2 se encuentra sobre el borde Noreste del partido, y sus límites actuales, establecidos en 1955[1] son:

Al Noreste la Av. General Paz, que la separa de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, al Sureste la rectificación del Río Matanza, que la separa del partido de Lomas de Zamora, al Suroeste la Av. Boulogne Sur Mer, que la separa de la localidad de Tapiales y al Noroeste la calle Agrelo que la separa de la localidad de Tablada.

Plano del partido editado por la Municipalidad de la Matanza.


Características de los asentamientos

Como toda localidad, está conformada por distintos barrios[2] con características históricas, edilicias y poblacionales propias. A excepción de los barrios de Villa Madero y Villa Celina, el resto de los que componen la localidad están conformados por conjuntos habitacionales construidos por programas de viviendas levantados por distintos organismos, y dirigidos, algunos de ellos, a un tipo de población previamente definida.

Por las características estructurales básicas que poseen, podemos agruparlos de la siguiente forma:

BARRIOS

ESTRUCTURA EDILICIA

POBLACION

ORGINES DE LA CONSTRUCCION

  1. Villa Madero
  2. Villa Celina

Casas individuales, edificaciones tradicionales.

Familias antiguas de origen extranjero

Particular

  1. Barrio Gral. Paz

Complejo edilicio de torres.

Familias de clase media afincada en las ultimas décadas

Banco Hipotecario Nacional

  1. Villa Celina II

Complejo edilicio en tiras, construcciones económicas.

Población de origen bajo, y medio bajo.

B H N

  1. Barrio Urquiza
  2. Villa Recondo
  3. B. Sarmiento
  4. Barrio Vicente López y Planes (J. M. de Rosas)

Viviendas individuales, construcciones muy económicas

Población de escasos recursos y marginales.

Pcia de Bs As

AHN (PEVE)

  1. Las Achiras
  2. El Lucero
  3. 2 de Abril

Núcleo habitacional transitorio. Construcciones precarias.

Poblaciones marginales.

Pcia de Bs As

PEVE

  1. Barrio Gral. San Martín
  2. Barrio Nuevo Madero
  3. Barrio Mirador de Richieri

Complejo edilicio de torres.

Familias de clase media afincada en las ultimas décadas

Cooperativa General San Martín, BHN, IPV.

Los barrios que la componen configuran conglomerados aislados entre si, y netamente diferenciados, no solo por sus características edilicias, sino también por la idiosincrasia de la población que la compone.

A diferencias de otras localidades del gran Buenos Aires, Villa Madero no cuenta con un lugar único central, en donde, alrededor de una plaza o centro comercial, se ubique ordenadamente distintos servicios comunitarios.

Población

Según el censo 2001, la población de Ciudad Madero asciende a 74.309 habitantes, lo que representa el 5,94 % de la población total del partido (La Matanza: 1.249.958 hab.). Su evolución desde 1960[3] denota un crecimiento similar a Tapiales, una localidad vecina:

Jurisdicción

Censo 1960

Censo 1970

Censo 1991

Censo 2001

Ciudad Madero

41177

63476

67294

74309

Tapiales

8598

11583

15024

15231

Comparación de fotografías aéreas de 1972 y 1992 de la intersección de Autopista Richieri y Av. Gral. Paz, tomadas por el departamento fotométrico de la dirección de Geodesia, Ministerio de Obras Publicas, Pcia. de Buenos Aires.


Estructura edilicia

La conformación de la ciudad presenta un marcado desorden edilicio, en especial en el ámbito del antiguo centro urbano (Barrio de Villa Madero), y en parte, también en el barrio tradicional de Villa Celina.

El resto de la urbanización sigue los lineamientos de planes generales de urbanización de carácter eminentemente residencial, entendiendo por este termino la casi exclusividad de viviendas para el alojamiento de familias, y carencia de zonas industriales (la zona industrial que abarca desde la calle Agrelo hacia Av. Crovara, en la cual encontramos grandes industrias como la FACA, la ex textil Tapiales, etc., se encuentran dentro los limites legales de la localidad de La Tablada).

Red Vial

Los barrios se comunican por dos arterias que corren de sudeste a noroeste por ambos costados de la localidad: la Av. General Paz (que une el Puente la Noria con el Acceso Norte y el río de la Plata) y la Av. Boulogne Sur Mer que une la localidad de Tablada, sirve de limite con la localidad de Tapiales, y une con lo barrios de Urquiza y las Achiras.

La Autopista Tte. Richieri, que conduce de Ezeiza a la Ciudad de Buenos Aires, divide a la localidad en dos barrios: Villa Madero y Villa Celina.

En el interior de los barrios encontramos importantes arterias de comunicación:

- Av. Vélez Sarsfield, calle principal de Villa Madero.

- Av. Chilavert, calle principal de Villa Celina.

Transporte

La localidad cuenta con una línea de ferrocarril[4] y 20 líneas de colectivos privados: 103,36,21,28,56,86,91,92,97,143,185,630,180,298,63, de las cuales tres de ellas tienen allí emplazadas sus cabeceras.

El transporte automotor cruza y rodea la localidad por las vías de flujo vehicular entre las que se destacan la Autopista Tte. Gral. Richieri, la Av. Gral. Paz, la Av. Vélez Sarsfield, la Av. Crovara, la Av. Boulogne Sur Mer y la calle Chilavert.

Servicios Comunitarios

(Ver capitulo 13)

Servicios Educacionales

Oficiales:

Escuela Nro. 9 “Estados Unidos Mexicanos”, Escuela Nro. 13 “Domingo Faustino Sarmiento”, Escuela Nro. 49 “Ricardo Gutiérrez”, Escuela de Educación Media Nro 38 “Colegio Nacional Villa Madero”, Escuela Nro. 36, Escuela de Enseñanza Técnica Nro. 10

Jardín de infantes 911 (funciona en el edificio de la escuela 13), y el Anexo de la escuela Almirante Brown.

Privados:

Instituto Nuestra Señora de Lourdes, Colegio San José Obrero, Colegio San Carlos Borromeo, Instituto Juan Manuel de Rosas, Instituto Hermanos Amezolas, Instituto Madre de Dios, Escuela Juan Pablo II, Instituto Madero y la Escuela Profesor Ernesto Nelson

Servicios Religiosos

Parroquia San José Obrero (Católica), Parroquia San Carlos Borromeo (Católica), Iglesia Santa Teresita del niño Jesús (Católica), Iglesia de la Cruz (Evangélica), Iglesia Cristiana Evangélica de Tapiales (Evangélica), Escuela Científica Basilio (Espiritismo), Iglesia de los Santos de los últimos días (Mormones), Iglesia Adventista, Budistas y diversos ritos afrobrasileños (Ubanda).

Pautado del presente estudio

Es necesario aclarar que el presente estudio se abocará al análisis del barrio de Villa Madero, limitado entre las calles Autopista Richieri, Av. Boulogne Sur Mer, Av. Gral. Paz y Av. Crovara, incluyendo al barrio de Villa Scasso, que si bien legalmente pertenece a la localidad de Tablada, históricamente se identifica con Villa Madero (ver capitulo Limites y problemas limítrofes).

La Historia de Villa Madero en 3 imágenes

Analizando estas tres fotografías tomadas en la misma calle, y a la misma altura (Thorne al 1100, frente a la casa de la familia Garres) podemos observar el cambio que sufrió nuestro barrio desde principio de siglo XX, pasando por la década de 1930 y terminando en una foto tomada en el año 2000.



[1] Ordenanza Nro. 1752, Decreto 140 del Consejo Deliberante año 1955.

[2] Barrio: Porción de localidad simple que tiene un nombre propio, sea este oficial u oficioso, usado con o sin algún término antepuesto como barrio, villa, estación, pueblo, etc. (Vapñarsky Cesar, La Aglomeración Gran Buenos Aires, Eudeba, 2000). Cada una de las partes en que se dividen los pueblos grandes o distritos (Diccionario de la Real Academia Española)

[3] Fuente: INDEC

[4] Ver capitulo 7

Aspectos Geograficos

El actual partido de la Matanza pertenece a la zona que en los tiempos de la conquista se denominaba “campaña”. Lo podríamos denominar como un desierto verde. Estas llanuras, fueron resultado de largos procesos de sedimentación que aún continúan. El basamento (asiento) de la llanura es muy antiguo, ya que está constituido por rocas de origen precámbrico. Este macizo ha sufrido a través del tiempo importantes fracturas originadas por fuerzas internas. Como consecuencia de estas fracturas, algunos bloques ascendieron (como observamos en la provincia de Misiones), y otros descendieron (como es el caso de la zona de Buenos Aires). Estas depresiones sufrieron un importante proceso de acumulación de sedimentos producidos por diferentes agentes: el viento, el mar, los ríos, etc., quienes recubrieron los bloques fracturados con una gruesa capa (en la ciudad de Buenos Aires encontramos 300 metros aproximados de sedimentos). Esta capa de sedimentos, sumado a la humedad del clima, dieron como resultado la formación de suelos ricos en materia orgánica y mineral que favorecieron el asentamiento humano y el desarrollo de distintas actividades económicas: “Cuenta con un clima suave en el que predominan las lluvias, sin embargo sus desagües naturales hacen que su suelo sea sumamente apto para la agricultura y la cría de ganado sobre todo lechero”.[1]

Originariamente, predominaban en la vegetación los grandes pajonales de pastos duros, pero una de las principales características de la región era la falta de árboles y arbustos naturales, por lo que sólo se encontraba a la distancia algún ombú o los escasos bosquecillos de algarrobos, espinillos o talas (Muchos de los árboles que caracterizaron esta zona fueron introducidos por Don Martín José de Altolaguirre, finalizando el siglo XIX).

En cuanto a la fauna encontrábamos zorros, liebres y perdices entre otras especies.

La zona que hoy ocupa Ciudad Madero era una vasta llanura casi ininterrumpida, y con suaves ondulaciones (hoy, quien recorre la Av. Vélez Sarsfield en bicicleta, desde la calle Pedro de Mendoza hasta la Av. Boulogne Sur Mer, puede apreciar la ondulación del terreno) que no superan los 10 o 20 metros sobre el nivel del mar[2].

Estas tierras contaban con aguadas de cursos perezoso, que avanzaban describiendo numerosas curvas (así era también el río Matanza hasta su posterior rectificación), y con el río Matanza (o Riachuelo en la Ciudad de Buenos Aires) como único curso de agua importante, pero rodeado de arroyos y bañados (el lugar que ocupa la estación de servicio de YPF que se ubica en Av. Vélez Sarsfied y Culpina, o el barrio Luís Piedra Buena en el barrio de Lugano, eran pequeñas lagunas o bañados).



[1] “Generalidades del Partido de la Matanza”, Publicación de la Junta de Estudios Históricos, Geográficos y Estadísticos del partido de la Matanza, Carta Informativa Nro. VI, Universidad Nacional de la Matanza, Julio 2003, Directora editorial: Dra. Hilda Noemí Agostino.

[2] Las vías del ferrocarril se encuentran a 22,03 metros sobre el nivel cero del Marcógrafo del Riachuelo.

Limites y cuestiones limitrofes

Los límites legales de Ciudad Madero se encuentran reglamentados desde el año 1955[1] y son:

Al Noreste la Av. General Paz, que la separa de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Al Sureste la rectificación del Río Matanza, que la separa del partido de Lomas de Zamora.

Al Suroeste la Av. Boulogne Sur Mer, que la separa de la localidad de Tapiales.

y al Noroeste la calle Agrelo que la separa de la localidad de Tablada.

Más allá de éstos, existen antecedentes históricos que nos sirven de fundamento para establecer un ejido histórico de nuestra localidad:

Legalmente podemos mencionar como antecedente el plano catastral confeccionado por el Ingeniero Numa Tapia, en el año 1939, aprobado por la ordenanza municipal número 542 del 1 de junio de 1939, en el cual el cambio de nomenclatura de las calles y su numeración, hace que las mismas comiencen en la Av. Crovara como numeración cero, hasta el río de la Matanza, y desde Av. Boulogne Sur Mer, hasta Av. Gral. Paz.

Esta numeración respetaría el perímetro total de tierras heredadas por el matrimonio Ramos Mejia Madero, que comprendía justamente, el perímetro delimitado por las actuales Av. General Paz, río de la Matanza, Av. Boulogne Sur Mer, y la Av. Crovara.

Pero recién en el año 1955, a través de la ordenanza numero 1752, convalidada por el decreto numero 140/55, extrañamente se le modifica el limite Norte a Villa Madero, que hasta ese entonces era la Avenida Crovara, por la calle Agrelo. Seccionándole así a la localidad, el barrio de Villa Scasso, él cual perteneció históricamente a Villa Madero desde sus comienzos (esa fracción de tierras de la familia Madero fue vendida a don Tomas Scasso).

En el año 1984, por resolución numero 084/84 el Honorable Consejo Deliberante de la Matanza, ante un reclamo que realizaron todas las entidades intermedias de Villa Madero, el cual pedía se le restituyera a Villa Madero la Av. Crovara como limite Norte, vota y aprueba por unanimidad dicha restitución. Todavía esperamos el decreto del ejecutivo que lo avale.

Problemas de límite con Tapiales:

Es muy común la puja por el límite con el vecino pueblo de Tapiales. Según algunos vecinos, el limite entre el pueblo de Tapiales y Ciudad Madero seria la actual Av. San Martín. Este dictamen es totalmente incorrecto.

Históricamente, según mensuras de catastro de la provincia de Buenos Aires, la línea que dividía los terrenos de Isaías de Elia (Tapiales) y Francisco Bernabé Madero (Ciudad Madero) es la misma que sigue la hoy Av. Boulogne Sur Mer (ex Los Tapiales, ex Av. San Martín).

Legalmente, según decreto numero 140 de 1955 (ordenanza 1752), el limite que divide Tapiales de Ciudad Madero es la actual Av. Boulogne Sur Mer. Y por ley provincial 8668/76 aprueba la declaración de Ciudad a Villa Madero, con los límites mencionados.

Parte de la confusión nace por el motivo de que la actual Av. Boulogne Sur Mer, se llamaba anteriormente Av. Gral. San Martín (con este nombre figura en el decreto). Posteriormente, se nombró a la calle Lincoln como Av. San Martín (la actual), pero en este acto solo se cambio el nombre de la calle y no el limite.

Los problemas limítrofes con Villa Celina

A comienzos de la década de 1980 un grupo de entidades intermedias de Villa Celina, presenta un proyecto ante las autoridades municipales y provinciales, mediante los expedientes número 104/84 y 879/83, con el fin de que se declare con la categoría de Ciudad a dicho barrio.

El presidente de la Cámara de Senadores, al leer el pedido, pide que el tema sea tratado por la dirección de Geodesia de la Provincia de Buenos Aires (Autoridad Cartográfica por ley 9782) quienes estudian el caso y presentan el siguiente informe al Senado:

“Ahora bien, vista la presentación que hace la Comisión Vecinal de Ciudad Madero, sobre el cercenamiento de dicha localidad, este Departamento entiende que está dentro de las facultades de los municipios, establecer las jurisdicciones de las delegaciones comunales, tomando como punto de referencia los accidentes físicos o naturales, lo suficientemente significativos, tales como cursos de agua, rutas, vías de ferrocarril, limites administrativos o de zonificación, que permitan efectivizar la determinación de las respectivas áreas de trabajo, con el fin de identificar los limites establecidos por disposiciones anteriores y consecuentemente los conflictos en lo que hace al funcionamiento de las mismas por motivos de superposición u omisiones.

Pero en este caso la reducción de la superficie de Ciudad Madero, para otorgarle al Barrio de Villa Celina, los de Gral. Paz, Presidente Urquiza, Las Achiras, Presidente Domingo Faustino Sarmiento y Vicente López y Planes con el fin de “.....un proyecto para otorgarle jerarquía de ciudad a Villa Celina” no tiene sentido, pues esa área ya fue declarada ciudad con la ley 8668 a Villa Madero, estando incluida dentro de ésta todos los barrios mencionados anteriormente.

En conclusión tenemos que si el municipio por razones de organización administrativa desea modificar los limites de las jurisdicciones dentro de su partido, esta facultado para realizarlo. Pero si éste en cambio, en este caso, es para que se le otorgue el titulo de Ciudad a Villa Celina o cualquier otro barrio que estuviera dentro de los limites de una ciudad, no puede realizar tal modificación, pues habría dos ciudades dentro de una misma”. (Informe del Departamento de Geodesia paginas 4 y 5 fechado el 28 de octubre de 1986, y firmado por el Departamento de Investigación Histórica y Cartográfica).

Actualmente algunas entidades intermedias del barrio de Villa Celina buscan independizarse de Ciudad Madero, para conformar una localidad nueva.

Los problemas limítrofes con La Tablada

En el año 1955 se modifica el limite norte de Villa Madero, que hasta ese entonces era Av. Crovara (ex Campana, ex de las Tropillas), por el de la calle Agrelo, seccionándole así a nuestra localidad el barrio de Villa Scasso. Posteriormente se imprime el mapa oficial del partido de La Matanza, con sus localidades, en donde aparece claramente la localidad de Villa Madero, hasta la calle Agrelo.

Fueron varias las presentaciones formales que realizaron distintas instituciones para reclamar la restitución de Av. Crovara como limite Norte.



[1] Ordenanza Numero 1752 (modificada por la OR 9835), decreto del HCD 140 de 1955.

El origen de las tierras




Los primitivos pobladores de estas tierras pertenecían al pueblo Querandí: grupo semi nómada de gran contextura física y muy belicoso.

Con la conquista de América, España comienza a reducir a los indígenas y ocupar las tierras repartiéndolas por orden real entre los españoles más destacados.

En los comienzos este territorio pertenecía al Virreinato del Perú (allí se encontraba el metal precioso deseado por los españoles), por lo que Buenos Aires era un puerto de segunda categoría, que se utilizaba para el contrabando entre otras funciones. Más tarde sería dividido y se crearía el virreinato del Río de la Plata, con centro en Buenos Aires.

En el año 1615 el Gobernador Capitán General del Río de La Plata y Paraguay, Hernando Arias de Saavedra (Hernandarias), hace merced real, entregándole gratuitamente al conquistador español Pedro Gutiérrez una chacra[1] compuesta de 600 varas de frente por una legua de fondo[2]. Pedro Gutiérrez fue tesorero de la Real Hacienda, corregidor y alcalde de primer voto. Entre 1615 y 1618 fue Teniente General de la Gobernación. Fue padre de cinco hijos, frutos de su matrimonio con Mayor Humanides de Molina. Si bien no hay registros escritos sobre si la familia Gutiérrez habitó la zona o solamente la usufructuaba como chacra (Los primeros terratenientes vivían en la zona aledaña al puerto), fueron los primeros en construir una vivienda, en el lugar que hoy ocupa el Mercado Central de Buenos Aires.

En el año 1744 se realiza un censo[3] y la chacra poseía la siguiente población:

Blancos: Antonio Bargas, capataz y mayordomo, 38 años de edad.

Blancas: Ninguna.

Negros y Mulatos: Antonio (70), Juan (40), Gregorio (25), Alonso (70), Martín (72), Pedro (68) y Juan (12).

Negras y Mulatas: Juana (58), Maria (48), Francisca (60) y Rosa (40).

Pardos y Zambos: Ninguno.

Indios: (se halla situada la encomienda en este lugar de indios Mocobis) Isidro Gutiérrez (cacique) (40), Martín (7), Santiago (6 meses), Andrés de Arregui (50), Bartolo Alonso de Arregui (42), Nicolás Almansa (20), Calixto (8), Vicente (6), Felipe (7), Isidro Arregui (35), Antonio Francisco Arregui (32), Alejo de la Cruz (30), José de Cámara (30), Antonio (6), Tomas de Gutiérrez (20), Joaquín Monje (30), Francisco (7), Juan (6 meses), Andrés Luís (50), Nicolás Patricio (50), Domingo (12), Lorenzo Almansa (20), Domingo Guerreros (25), Juan Ángelo “Ángel” (4), Julián (1), Pablo Aguirre (20), Justo (6), Juan de Arregui (25), Eusebio (2), José Antonio Almansa (20), José de Arregui (44), Jetrudes “Jertudris” Castellano (35), Felipe (1), Andrés (4), Martín (2), Javier de Almansa (20), Juan Pablo (7), Baltaza de Arregui (24), Bernardo (4), Jacinto (3 meses), José Amansa (25).

Indias: Maria Josefa (36), Maria Josefa (40), Rosa Ignacia (30), Petrona (7), Antonia Ponce (30), Isabel (2), Maria Antonia (25), Sin Nombre (6), Sin nombre (6), Micaela (5), Juana Maria (2), Antonia Carabajal (28), Francisca Antonia (2), Juana de Arregui (50), Rosa de Almansa (28), Felipa (22), Maria (7), Josefa (6), Francisca (3), Juana Martín (3), Maria Josefa (1), Bernarda (20), Josefa (6), Josefa Arregui (46), Juana (7), Maria (5), Ignacia (3), Isabel de Arregui (28), Maria de Almansa (18), Ignacia de Almansa (20), Dominga Cáceres (20), Petrona (2), Ana Maria de Arregui (30), Maria Rodríguez (50), Jerónima (6), Micaela (22), Francisca de la Tijera (21), Juliana (3), Ventura Dillosa (30).

Mestizos: Ninguno.

Luego de casi dos siglos de ventas y transferencias, en el año 1776 compra la chacra Martín José de Altolaguirre, quien provenía de una conocida familia colonial, y era un destacado agrónomo, por lo que utilizó la chacra para realizar varios experimentos y estudios sobre agronomía. En aquélla época no existían alambrados, por lo que para aprovechar sus tierras, mandó levantar montículos o tapias de tierra[4] y plantas de cactus. Estas tapias formaban paredes que dividían su tierra en potreros. Esta innovación hizo que se conociera desde entonces a la chacra, como “Los Tapiales de Altolaguirre”[5]

El 25 de octubre de 1808, ante el Escribano Mariano García de Echaburu, Martín José de Altolaguirre, otorga escritura de venta de la chacra a favor de Francisco Ramos Mexía. Contaba la misma con 3600 varas de frente por tres leguas de fondo. La familia Ramos Mejía (como cambiaria el apellido a fines de siglo XIX) tendría en su posesión la chacra mas de cien años.

LA FAMILIA RAMOS MEJIA

El 20 de noviembre del año 1773 nace en Buenos Aires, Francisco Hermógenes Ramos Mexía Ross, quien era hijo de Gregorio Pedro Joseph de Santa Gertrudis Ramos Mexía y de María Cristina Ross, hija de un escocés. A los diez años de edad recibió una beca para estudiar en el Real Colegio Seminario de la Purísima Concepción de la Virgen (si bien Francisco había llegado al estado clerical, no estaba obligado al sacerdocio). En la Universidad de Chuquisaca, termina sus estudios en filosofía, pero no así los de teología. Se casa en La Paz, el 5 de mayo de 1804, con María Antonia Segurola, de 15 años de edad, hija de Ursula de Rojas Ureta y Alquiza, que muere de 21 años de edad al darle vida, y Sebastián Segurola y Olinden, quien fuera gobernador intendente de La Paz a fines de siglo XVIII. Fueron sus padrinos Isidora Segurola, hermana de la desposada, y su esposo Jorge Ballivian. Maria Antonia Segurola, aparte de ser joven y huérfana, era una rica heredera.

Francisco Ramos Mejía y Maria Antonia Segurota de Ramos Mejía.


El matrimonio regresa en 1808 a Buenos Aires, y María Antonia entrega como dote, 150 mil pesos fuertes, en dinero y joyas, con los cuales su marido compra la chacra de Los Tapiales, en los pagos de la Matanza, y una extensión de terreno de 250.000 hectáreas, en el pago de Monsalvo (actual Partido de Maipú).

Podría decirse que Francisco Ramos Mejía era un místico. Su educación teológica y filosófica lo llevó a crear una especie de religión que tomaba elementos de varias religiones. La obra que realizaba con los indios bien podría describirse como la de un evangelizador[6].

Francisco Hermógenes Ramos Mejía era un ser humano de alma pura, tenía un don carismático y benevolente que le adjudicó un respeto y liderazgo admirable. Trató bien tanto a indios como a blancos. Lo llamaban “el padre de la tierra”. Gracias a él se logró firmar el pacto de Miraflores, que declaraba la paz entre indios pampas y los criollos.

Sus opositores políticos comenzaron a temerle por su gran amistad con el indio. Se lo llego a acusar de que él realizaba bautismos y casamientos en sus chacras. Este hecho no pudo ser comprobado. La iglesia, con el padre Castañeda al frente, lo había marcado como peligroso. Sus adversarios también.

En medio de la cruenta lucha entre Unitarios y Federales, en el año 1829 tras su derrota en Puente Márquez, el General Lavalle se dirige en retirada y acampa en la chacra de los Tapiales. Luego de unos meses de estadía, y un histórico encuentro con Rosas en su estancia en la actual localidad de Virrey del Pino, en junio y agosto de 1829 firma el pacto de Cañuelas y luego el de Barracas, dando lugar así a la elección de Juan Manuel de Rosas como gobernador de Buenos Aires.

Francisco Hermógenes Ramos Mexía falleció en el año 1828 en su estancia Los Tapiales. El mismo día de su muerte, su familia inició los tramites para poder sepultarlo en el parque de la chacra de Los Tapiales. Pasaron dos días esperando el consentimiento para la inhumación. El cuerpo de Francisco Ramos Mejía continuaba en una de las salas de la chacra. Al tercer día, entraron a la sala ocho indios, tomaron el féretro con el cuerpo de Don Francisco y lo depositaron sobre una carreta. Fuera de la casona, los esperaban varios indios que formando un cortejo, siguieron a la carreta, la cual, cruzo el Río Matanzas, y se perdió en el desierto. Nunca se supo el lugar exacto en el que fue enterrado Don Francisco. Ese secreto murió con los indios[7].

Su esposa, se casa con su cuñado, el Sr. Idelfonso Ramos Mexía, previo acuerdo de separación de bienes.

La División de la Chacra de Tapiales

Fallecida Maria Antonia Segurola, el día 13 de agosto de 1860, ante el juez de primera instancia Dr. Alejo B. González, se presentaron los herederos de la misma que eran sus hijos: Matías, Ezequiel, Magdalena y Marta Ramos Mejía, solicitando se aprobara el convenio celebrado entre ellos a efecto de dividir la chacra de Matanzas, que constituye uno de los bienes pertenecientes a dicha testamentaria, en cuatro lotes de igual valor[8].

El terreno comprendido entre el Riachuelo de la Matanza y el Ferrocarril del Oeste, llamado Tapiales de Ramos, de acuerdo con el cual habían echado suertes para adjudicar a cada heredero, la fracción que le tocase, habiendo correspondido las cuatro fracciones designadas con los lotes Nros. 1,2,3 y 4, respectivamente a Doña Magdalena Ramos Mejia de Elia, Doña Marta Ramos Mejia de Madero, Don Matías y Don Ezequiel Ramos Mejía.

El 28 de agosto de 1860 el señor Juez Alejo González, ante el actuario J. Castellote, aprueba el convenio celebrado.

La fracción de tierras numero 2

La fracción de tierras número dos, que quedó en manos de Marta Ramos Mejia de Madero, estaba constituida por el perímetro de las actuales calles Av. Crovara, Av. General Paz, Río de la Matanza, y la Av. Boulogne Sur Mer.

El 13 de octubre de 1860, Marta Ramos Mejía de Madero vende un sector de la fracción 2 (87 Manzanas) al Sr. Tomas Scasso y Juan Ferrero, por lo que se ve reducida su propiedad.

Fallecida Marta Ramos Mejia, heredan en condominio el lote de tierras su esposo, el Sr. Francisco Bernabé Madero y sus hijos mayores y menores. El 2 de julio de 1885, estos solicitan la cesación de dicho condominio, mediante una nueva división. Como los hijos mayores de edad (Elena Madero de Artayeta Castex, y Maria Luisa Madero de Bustillos) ya le habían vendido a su padre su parte, solo restaba dividir las tierras entre éste y los hijos menores, por lo que el 14 de octubre de 1886, Francisco Madero de acuerdo con el tutor de sus hijos menores (el Sr. Francisco Ramos Mejía hijo), pide la división de las 530 cuadras que poseían, de las cuales le quedan 130 cuadras bajo su propiedad y el resto 80 cuadras a cada uno de sus hijos menores (Ernesto, Francisco, Alejandro, Francisca y Carlos Madero).

Cada uno de los hermanos Madero utilizaran su fracción de tierras con distintos fines, y el loteo de las mismas originaran los distintos barrios que componen hoy Ciudad Madero.



[1] Voz quechua, desconocida en España pero ampliamente difundida en Argentina y otros países latinoamericanos, que significa alquería o granja.

[2] Mensura Nro. 60, Dirección de Geodesia y Catastro de la Pcia. de Buenos Aires, 1860.

[3] Mario D. Tesler, “Partido de la Matanza, apuntes para su historia”, Separata del boletín de la Academia Nacional de Historia, Volumen XXXVII, Buenos Aires, 1965.

[4] Tapias: Tierra apisonada en un encofrado que se usa hasta el siglo XIX, técnica de tradición musulmana traída del sur de España. Moreno Carlos, Patrimonio de la Producción Rural, Buenos Aires 1998.

[5] Pico, José María, “Los Tapiales”, Revista “Todo es Historia”, Director: Félix Luna, nro. 239, Abril de 1987

[6] Algunos historiadores ven en el trabajo religioso de Francisco H. Ramos Mejia como el primer Adventista en la Republica Argentina.

[7]Revista “Todo es Historia”, Director: Félix Luna, “Los Tapiales”, de José Maria Pico, nro. 239, Abril de 1987

[8] Mensura Nro. 1.